lunes, 3 de septiembre de 2018

Long live heavy metals

Hacía mucho tiempo que estaba detrás de esta camiseta y al final me decidí a comprarla en la sección de camisetas de química de latostadora.com. ¡Tienen su gracia los heavy metals con su manita levantada en plena actitud rockera! 



El caso es que después me fijé en un detalle en el que no había caído: ¿qué demonios pinta ahí el As (arsénico)? En fin, se han colado, pensé, pero no tiene importancia y no se va a fijar nadie. Cuando le comenté el error a una amiga por whatsapp, me devolvió el enlace a la Wikipedia, y los ojos me comenzaron a hacer chiribitas. ¡Así que el arsénico es un metal pesado!

¡Menudo lío terminológico hay organizado con esto de los metales pesados! Me recuerda al de la bruja Lola con sus "energías negativas", que con buena voluntad pero con absoluto desconocimiento nos chafa el negocio.

El concepto de metal pesado parece ser que está relacionado con su toxicidad; además, no se eliminan del organismo y se van acumulando, aumentando sus efectos negativos. Lo que todos hemos oído del plomo y del mercurio. Eso sí, nada que ver con su masa atómica -aunque sí con su densidad, superior a 5 g/cm3-, ni tampoco con su carácter metálico, porque el arsénico es un metaloide, no un metal. Entonces, ¿qué razón hay para llamarlos metales pesados?

Menos mal que la IUPAC está al loro y considera ese término como una "mala denominación" en un informe técnico, debido a su definición contradictoria y a su falta de "bases de coherencia científica".

De todos modos, lo importante es que la camiseta es chula, fantástica para ir a un concierto veraniego, o al Instituto cuando el calor comienza a pegar fuerte.