jueves, 15 de noviembre de 2018

Microteatro por la ciencia

Parece que en los últimos tiempos en la sociedad hay un cierto movimiento a favor de la ciencia, tanto en el aspecto de las inversiones necesarias en investigación como en la divulgación, con concursos de monólogos científicos o por medio de pequeñas obras de teatro (microteatro, con duración de entre 15 y 20 minutos) sobre temas relacionados con la ciencia.

En primer lugar, un vídeo de la actuación de una alumna de 4º de ESO para "explicar" la paradoja de Schrödinger, con la que ganó el primer premio en la gran final del II Concurso de Monólogos Científicos 2016 organizado por Fundación Telefónica, en colaboración con la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y los humoristas de Big Van.


Y también los carteles de dos microteatros que he visto este mes de noviembre, con unos actores estupendos que actúan fantásticamente y tienes al alcance de la mano (literalmente, porque si estiras la mano los tocas). Por 4,5 euros puedes disfrutar de la actuación (microteatro de Madrid).


"Eres de los que crees que un avión no podría aterrizar en una esfera? ¿Piensas que si se alejan mucho los barcos pueden caer al vacío? En definitiva ¿crees que la Tierra es plana? No estás solo."


"La vida cibernética ha llegado a Marte ... y también el sálvese quien pueda. El egoísmo se ha apoderado de las máquinas, uno de los peores legados de la humanidad. ¿Puede un robot ser mejor que su creador?"

Frío más que polar en Madrid

Estamos a mitad de noviembre y todavía se puede pasear porque la temperatura es buena. Eso sí, en Madrid parece que el frío no es polar, sino bastante más que eso si nos fijamos en este termómetro situado en el exterior de una cafetería del paseo del Prado. Lo he visto dos días seguidos con temperaturas de ese estilo, así que funciona, pero mal, y parece que no hay ningún interés en arreglarlo.

El láser y la cultura maya

Casi todo el mundo conoce dos aplicaciones de la tecnología láser: los rayos láser de las películas de ciencia ficción y la corrección de defectos visuales (operaciones de miopía por ejemplo).

Pero hay otras muchas aplicaciones menos conocidas. En El País del 28 de septiembre aparece una de ellas: el descubrimiento de estructuras enterradas en la selva de Guatemala, que son restos de la cultura maya que se extendió en ese país durante siglos.

Usando la tecnología lídar (acrónimo de Laser Imaging Detection and Ranging, detección y localización de imágenes por láser), un equipo de arqueólogos ha escaneado un espacio de miles de hectáreas donde floreció la civilización maya.Los resultados que se ven en la imagen son elocuentes.


"El láser ha permitido descubrir miles de estructuras levantadas por los mayas y ocultadas por la selva. Usando la tecnología lídar (acrónimo de Laser Imaging Detection and Ranging, detección y localización de imágenes por láser), un equipo de arqueólogos ha escaneado un espacio de miles de hectáreas donde floreció la civilización maya. No han descubierto ningún nuevo palacio, pirámide o grandes templos como el de Kukulcán o el del Gran Jaguar. Pero la infinidad de edificios, calzadas, canales o murallas cartografiados alumbran toda la grandeza de los mayas, y permitir formarse una idea de cuántos millones vivieron en la región, cómo guerreaban o de su agricultura intensiva. 

En 2016 un avión recorrió buena parte de la reserva de la biosfera maya, en Petén (Guatemala). Llevaba a bordo uno de los sistemas lídar más avanzados. Esta tecnología utiliza el láser como si fuera un sofisticado radar: envía pulsos de luz que, al rebotar, permiten reconstruir una imagen del objeto o estructura que lo ha devuelto. Aquí usaron una máquina capaz de escanear el terreno desde seis ángulos distintos propiedad del Centro Nacional de Mapeo Láser Aerotransportado (NCALM), con sede en EE UU. El lídar barrió una superficie de 2.144 kilómetros cuadrados en torno a una decena de yacimientos mayas. 

"La nuestra es la cobertura lídar más grande en la historia de la arqueología", dice Francisco Estrada-Belli, especialista en cultura maya de la Universidad Tulane (Nueva Orleans, EE UU) y coautor del estudio. Aunque no es la primera vez que se usa esa tecnología de imagen en yacimientos de esta cultura, esta expedición de la Iniciativa Lídar Pacunam ha cubierto 10 veces más extensión y con un detalle no logrado por las anteriores. "Cualquier rasgo que tenga de 50 a 100 cm de ancho y 20 a 50 cm de relieve aparece en nuestros visualizaciones", añade este arqueólogo. Para lograrlo, el lídar emitió más de 33.500 millones de pulsos de láser (15 por metro cuadrado). 


El mapa en 3D que han obtenido, cuyos resultados publica la revista Science, incluye 61.480 estructuras. Han localizado desde barrios enteros en algunas de las grandes ciudades mayas, como Tikal, Holmul o Xultún, hasta un centenar de kilómetros de calzadas pavimentadas, pasando por cisternas como la de Tintal que, con 2.000 metros de ancho, podía albergar hasta tres millones de metros cúbicos de agua. Al alejarse del mapa, se descubren también perímetros defensivos de varios kilómetros, centenares de canales para el agua o infinidad de pequeños núcleos rurales conectados por caminos. 

Tanta información sobre las infraestructuras humanas ha servido a los investigadores para estimar la población que vivía en la zona del estudio y, extrapolando, en toda esta región maya. Durante el periodo conocido como Clásico Tardío (entre los años 650 y 800 de esta era), en el área cartografiada por el lídar había una densidad de población de entre 80 y 100 habitantes por kilómetro cuadrado. En el centro de las principales ciudades, como Tikal, la densidad debió de alcanzar los 2.000 habitante por kilómetro cuadrado, equiparable a la de muchas ciudades de hoy. En toda la región de las tierras bajas vivirían entre siete y once millones de personas. 

Las imágenes del lídar, que fueron revisadas sobre el terreno por varios equipos de arqueólogos, también muestran que los mayas necesitaron de la agricultura intensiva para poder alimentar a tanta población urbana. El sistema tradicional, la milpa, basado en la quema de parcelas para fertilizar la tierra ante la nueva siembra, habría sido incapaz si no fuera por los centenares de canales, muchos de un kilómetro de largo, usados para drenar los humedales que ocupaban la mayor parte del territorio. La investigación ha localizado también 306 kilómetros cuadrados de parcelas en terrazas. Hasta el 17% del territorio que hoy ocupa la selva tiene marcas de un pasado agrícola. Para los autores del estudio, un esfuerzo tal exigiría de una organización y centralización muy avanzadas. 

"Lídar aporta una visión extremadamente precisa de la geografía y topografía del paisaje. Puede usarse en cualquier tipo de paisaje, pero cuando se aplica al caso particular de los bosques y la selva maya, es como una varita mágica (muy cara) que nos da detalles de los drenajes, montañas, valles, tierras bajas y, lo que es más importante, de grandes yacimientos", sostiene en un correo la directora del Centro de Investigación Mesoamericana de la Universidad de California en Santa Barbara (EE UU), Anabel Ford. 

Sin embargo, esta arqueóloga no relacionada con este trabajo y que lleva 40 años estudiando a los mayas recuerda que "las cosas grandes se ven claramente, pero los elementos que aportan los detalles sutiles del uso agrario del suelo y la relación entre la antigua civilización maya y el paisaje necesitan de una mayor verificación" , por lo que tienen que ser confirmados sobre el terreno. Algo en lo que coincide Estrada-Belli: "Siempre se va a necesitar de arqueólogos con experiencia para reconocer los rasgos documentados por el lídar. Y cuantos más datos lídar, más arqueólogos se van a necesitar"."