Galileo, Arquímedes, Pitágoras,
Einstein, Franklin, Marconi o Anaxágoras...,
vidas que se han gastado en buena gana
mejorando la condición humana.
Pero yo quiero nombres conocidos.
¿La ciencia no tiene mis apellidos?
¿No sería magnífico que hubiera
una ley de un ibérico cualquiera?
¡Logaritmos de López o de Hernández,
postulados de Márquez o de Fernández!
Y... ¿qué honra española no sería
si existiera el Teorema de García?
Pero no sueñes más, que no es viable
ver nombres tuyos en la ciencia amable.
Aquí sólo destacan el corrupto,
el de algún balompédico exabrupto;
aquí sólo hay memoria del que mata
o del que descomulga a una beata.
Inviables científicos hispanos
olvidad vuestros celos ciudadanos,
relegad a ese reino incombustible
del sueño que ya no será posible
vuestra sed insaciada de saber,
vuestra ciencia, que nunca llegó a ser.
......................................................... Francisco Núñez Roldán
Einstein, Franklin, Marconi o Anaxágoras...,
vidas que se han gastado en buena gana
mejorando la condición humana.
Pero yo quiero nombres conocidos.
¿La ciencia no tiene mis apellidos?
¿No sería magnífico que hubiera
una ley de un ibérico cualquiera?
¡Logaritmos de López o de Hernández,
postulados de Márquez o de Fernández!
Y... ¿qué honra española no sería
si existiera el Teorema de García?
Pero no sueñes más, que no es viable
ver nombres tuyos en la ciencia amable.
Aquí sólo destacan el corrupto,
el de algún balompédico exabrupto;
aquí sólo hay memoria del que mata
o del que descomulga a una beata.
Inviables científicos hispanos
olvidad vuestros celos ciudadanos,
relegad a ese reino incombustible
del sueño que ya no será posible
vuestra sed insaciada de saber,
vuestra ciencia, que nunca llegó a ser.
......................................................... Francisco Núñez Roldán