La noticia la he leído en el Heraldo de Aragón digital del 25 de abril. El titular es contundente:
"Un gusano que come polietileno podría ser la solución para acabar con los residuos plásticos. Una oruga criada comercialmente para cebo de pesca tiene la capacidad de biodegradar uno de los plásticos más duros y más utilizados, según han descubierto un equipo de científicos."
Se trata del gusano de la cera, larva de la polilla de la cera, que es un parásito de las colmenas. Como sucede con frecuencia, el descubrimiento fue casual: una investigadora, apicultora aficionada, estaba eliminando larvas de sus colmenas, y las conservó en bolsas de plástico. Su sorpresa fue mayúscula cuando observó que en poco tiempo las bolsas habían quedado agujeradas.
Parece ser que las orugas producen algo que rompe los enlaces químicos en los plásticos. Ahora se trata de descubrir qué es ese algo, porque puede ser el principio del fin de la indestructibilidad de los plásticos. ¡Y esto sería una noticia de alcance mundial!
Se trata del gusano de la cera, larva de la polilla de la cera, que es un parásito de las colmenas. Como sucede con frecuencia, el descubrimiento fue casual: una investigadora, apicultora aficionada, estaba eliminando larvas de sus colmenas, y las conservó en bolsas de plástico. Su sorpresa fue mayúscula cuando observó que en poco tiempo las bolsas habían quedado agujeradas.
Parece ser que las orugas producen algo que rompe los enlaces químicos en los plásticos. Ahora se trata de descubrir qué es ese algo, porque puede ser el principio del fin de la indestructibilidad de los plásticos. ¡Y esto sería una noticia de alcance mundial!